Son todas aquellas personas que comprenden desde los 65 años en adelante y por lo general, se considera que los adultos mayores solo por haber alcanzado este rango de edad son los que se conocen como pertenecientes a la tercera edad o ancianos.
El adulto mayor pasa por una etapa de la vida que se considera como la última, en la que los proyectos de vida ya se han consumado, siendo posible poder disfrutar de lo que queda de vida con mayor tranquilidad. Usualmente estas personas han dejado de trabajar o bien se jubilan, por lo que su nivel de ingresos decrece en forma considerable, lo que junto con los problemas de salud asociados a la edad pueden traer consecuencias en todos los ámbitos de su vida.
Como vemos, se trata de un grupo de personas que son fuertemente discriminados ya que se comete el error de considerarlos como inoperantes o incapaces, enfermos o simplemente viejos que no pueden cumplir con las tareas más básicas.
Numerosas investigaciones han demostrado que la tercera edad no tiene necesariamente que ser un período de la vida en el que predomine o se haga inevitable un deterioro fatal de las capacidades físicas e intelectuales, ya que si muestran motivación y la intención de mantener un estilo de vida activo y productivo y se les propician las condiciones para desenvolverse en un entorno rico y estimulante, en el cual se favorezcan experiencias de aprendizajes y se reconozcan y estimulen los esfuerzos por alcanzar determinados logros, en cuanto a la participación en actividades de diversa índole, la senectud puede evitarse o demorarse.
Enfermedades Asociadas al Adulto Mayor
§ Enfermedad Coronaria.
§ Cáncer
§ Diabetes
§ Hipertensión
§ Osteoporosis
§ Cataratas
§ Entre otros.
A medida que se envejece, se puede dificultar la vida activa por tres factores fundamentales:
- Invalidez progresiva producida por el proceso normal de envejecimiento fuera de toda relación con procesos patológicos.
-Acentuación de los efectos de las enfermedades crónicas.
- Problemas Psicológicos y Sociales debidos generalmente a situaciones familiares y económicas asociadas con la senectud.
La Depresión en la Vejez
El inicio clínico de la depresión en el adulto mayor puede cursar con una pobre alteración del estado de ánimo. Incluso puede aparecer enmascarada con otros síntomas principales tales como: la pérdida del apetito, alteraciones de la memoria, insomnio, síntomas somáticos y ansiedad. Puede simular un cuadro de demencia senil, hablándose entonces de pseudodemencia depresiva.
Cuanto una adulto mayor se deprime, a veces su depresión se considera erróneamente un aspecto natural de esa etapa de la vida. La depresión si no se diagnostica ni se trata, provoca un sufrimiento innecesario para ellos y para su familia.
Muerte y Duelo
Pocas personas llegan a aceptar la muerte como un proceso natural y normal en la vida y aquellas que lo consiguen, probablemente tengan una vida más feliz. La muerte es un escalón desconocido en nuestra existencia y sólo aquellos que hallan pasado por una experiencia al borde de la muerte poseen conocimiento para saber que el sentimiento que acompaña a la muerte es confortable. Las experiencias vividas por estas personas que, en algún momento, estuvieron cerca de perecer coinciden en una sensación agradable.
El miedo a la muerte inhibe nuestra vida porque muchos actos no los realizamos pensando en el peligro que comportan. Nos volvemos débiles, catastróficos porque no entendemos con qué medida se toma la gran decisión de despojarnos de nuestra vida, creyendo a menudo que no es justo. Nuestro principal problema es que todavía no hemos asimilado la idea de que tan sólo es nuestro caparazón el que muere, es decir, el cuerpo o forma que adquirimos al presentarnos a los demás mortales. Nosotros somos una mente consciente habitando un cuerpo y por ello hemos de entender que aunque el cuerpo se extinga con el proceso de la muerte, la mente que lo habitaba sigue su camino en la eternidad del Universo.
La ansiedad que sentimos a lo largo de nuestra existencia física en torno a esa experiencia, tiene que ver con la falsa creencia de que somos eso que vemos reflejado en un espejo y, "eso" se lastima, se hiere, se arruga y desaparece vitalmente.
Ese sentimiento que nos acosa ante la muerte de un ser querido es lo que llamamos "duelo". Cuando una persona amada muere nos sentimos en un primer momento perdidos, tratados injustamente, por haber sido arrancados bruscamente de su lado. Rechazamos la dolorosa realidad como si de una pesadilla se tratase y al despertar nuestro amado volviera a estar vivo. Ese proceso es nuestro mecanismo de defensa para que el Yo que habitamos no sufra tanto. Pensamos mil formas distintas de negarlo, recorriendo mentalmente el pasado. Pero en este proceso de dolor y duelo llegamos a un reconocimiento de la dolorosa realidad que evoluciona hacia la propia reinserción en la vida que vivimos, manteniendo en nuestra mente su recuerdo pero avanzando en la reconstrucción de nuestra propia existencia.
El duelo es un proceso necesario y natural para sanar nuestra mente y se utiliza siempre que perdemos algo o alguien querido. Es necesario que comprendamos y aceptemos nuestros sentimientos con respecto a la muerte, que incorporemos la creencia de que es un proceso natural en una vida y que su significado tiene que ver más con renovación e inicio que con final o castigo. Es un proceso natural que nos conduce a un nuevo despertar, porque hay algo en tu interior que así te lo dice y que llamamos alma, aquella que alberga tu cuerpo físico y que es invisible y adimensional. Este pensamiento proporcionará seguridad y mantendrá alejado el miedo a esa misteriosa experiencia.La actitud que tengamos hacia la muerte depende mucho de nuestro entorno tanto cultural como familiar. Nuestras convicciones las hemos heredado o aprendido de aquello que oímos y es, al madurar y hacernos adultos, cuando a menudo cuestionamos esas creencias tan instaladas en nuestro ser.
El adulto mayor pasa por una etapa de la vida que se considera como la última, en la que los proyectos de vida ya se han consumado, siendo posible poder disfrutar de lo que queda de vida con mayor tranquilidad. Usualmente estas personas han dejado de trabajar o bien se jubilan, por lo que su nivel de ingresos decrece en forma considerable, lo que junto con los problemas de salud asociados a la edad pueden traer consecuencias en todos los ámbitos de su vida.
Como vemos, se trata de un grupo de personas que son fuertemente discriminados ya que se comete el error de considerarlos como inoperantes o incapaces, enfermos o simplemente viejos que no pueden cumplir con las tareas más básicas.
Numerosas investigaciones han demostrado que la tercera edad no tiene necesariamente que ser un período de la vida en el que predomine o se haga inevitable un deterioro fatal de las capacidades físicas e intelectuales, ya que si muestran motivación y la intención de mantener un estilo de vida activo y productivo y se les propician las condiciones para desenvolverse en un entorno rico y estimulante, en el cual se favorezcan experiencias de aprendizajes y se reconozcan y estimulen los esfuerzos por alcanzar determinados logros, en cuanto a la participación en actividades de diversa índole, la senectud puede evitarse o demorarse.
Enfermedades Asociadas al Adulto Mayor
§ Enfermedad Coronaria.
§ Cáncer
§ Diabetes
§ Hipertensión
§ Osteoporosis
§ Cataratas
§ Entre otros.
A medida que se envejece, se puede dificultar la vida activa por tres factores fundamentales:
- Invalidez progresiva producida por el proceso normal de envejecimiento fuera de toda relación con procesos patológicos.
-Acentuación de los efectos de las enfermedades crónicas.
- Problemas Psicológicos y Sociales debidos generalmente a situaciones familiares y económicas asociadas con la senectud.
La Depresión en la Vejez
El inicio clínico de la depresión en el adulto mayor puede cursar con una pobre alteración del estado de ánimo. Incluso puede aparecer enmascarada con otros síntomas principales tales como: la pérdida del apetito, alteraciones de la memoria, insomnio, síntomas somáticos y ansiedad. Puede simular un cuadro de demencia senil, hablándose entonces de pseudodemencia depresiva.
Cuanto una adulto mayor se deprime, a veces su depresión se considera erróneamente un aspecto natural de esa etapa de la vida. La depresión si no se diagnostica ni se trata, provoca un sufrimiento innecesario para ellos y para su familia.
Muerte y Duelo
Pocas personas llegan a aceptar la muerte como un proceso natural y normal en la vida y aquellas que lo consiguen, probablemente tengan una vida más feliz. La muerte es un escalón desconocido en nuestra existencia y sólo aquellos que hallan pasado por una experiencia al borde de la muerte poseen conocimiento para saber que el sentimiento que acompaña a la muerte es confortable. Las experiencias vividas por estas personas que, en algún momento, estuvieron cerca de perecer coinciden en una sensación agradable.
El miedo a la muerte inhibe nuestra vida porque muchos actos no los realizamos pensando en el peligro que comportan. Nos volvemos débiles, catastróficos porque no entendemos con qué medida se toma la gran decisión de despojarnos de nuestra vida, creyendo a menudo que no es justo. Nuestro principal problema es que todavía no hemos asimilado la idea de que tan sólo es nuestro caparazón el que muere, es decir, el cuerpo o forma que adquirimos al presentarnos a los demás mortales. Nosotros somos una mente consciente habitando un cuerpo y por ello hemos de entender que aunque el cuerpo se extinga con el proceso de la muerte, la mente que lo habitaba sigue su camino en la eternidad del Universo.
La ansiedad que sentimos a lo largo de nuestra existencia física en torno a esa experiencia, tiene que ver con la falsa creencia de que somos eso que vemos reflejado en un espejo y, "eso" se lastima, se hiere, se arruga y desaparece vitalmente.
Ese sentimiento que nos acosa ante la muerte de un ser querido es lo que llamamos "duelo". Cuando una persona amada muere nos sentimos en un primer momento perdidos, tratados injustamente, por haber sido arrancados bruscamente de su lado. Rechazamos la dolorosa realidad como si de una pesadilla se tratase y al despertar nuestro amado volviera a estar vivo. Ese proceso es nuestro mecanismo de defensa para que el Yo que habitamos no sufra tanto. Pensamos mil formas distintas de negarlo, recorriendo mentalmente el pasado. Pero en este proceso de dolor y duelo llegamos a un reconocimiento de la dolorosa realidad que evoluciona hacia la propia reinserción en la vida que vivimos, manteniendo en nuestra mente su recuerdo pero avanzando en la reconstrucción de nuestra propia existencia.
El duelo es un proceso necesario y natural para sanar nuestra mente y se utiliza siempre que perdemos algo o alguien querido. Es necesario que comprendamos y aceptemos nuestros sentimientos con respecto a la muerte, que incorporemos la creencia de que es un proceso natural en una vida y que su significado tiene que ver más con renovación e inicio que con final o castigo. Es un proceso natural que nos conduce a un nuevo despertar, porque hay algo en tu interior que así te lo dice y que llamamos alma, aquella que alberga tu cuerpo físico y que es invisible y adimensional. Este pensamiento proporcionará seguridad y mantendrá alejado el miedo a esa misteriosa experiencia.La actitud que tengamos hacia la muerte depende mucho de nuestro entorno tanto cultural como familiar. Nuestras convicciones las hemos heredado o aprendido de aquello que oímos y es, al madurar y hacernos adultos, cuando a menudo cuestionamos esas creencias tan instaladas en nuestro ser.
GRUPO 6
España, Eglenix
Fajardo, Yohana
Fajardo, Yoelis
Rivas, Reina